El Director Nacional de Articulación Federal del Instituto Nacional de la Semilla (INASE), Gabriel Giménez, dialogó con Industria Cannabis sobre el recorrido para llegar a la inscripción de las dos primeras variedades en el Registro Nacional de Cultivares y sobre el potencial de la industria de la semilla canábica en Argentina.
Gabriel Giménez es Director Nacional de Articulación Federal del Instituto Nacional de la Semilla (INASE), organismo descentralizado en la órbita del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, clave para el desarrollo del sector cannábico. Ayer estuvo presente en el acto en Chilecito, provincia de la Rioja, junto con ministros nacionales, donde el gobierno de esa provincia y la empresa estatal Agrogenética Riojana presentaron los avances de su proyecto de cannabis para la elaboración de aceites y, a futuro, producción a escala industrial.
Esa empresa utiliza como variedad la Cepa Terapéutica Argentina (CAT 3), una de las dos semillas recientemente inscriptas en el Registro Nacional de Cultivares, las primeras de origen nacional.
- ¿Qué representa contar con estas dos variedades nacionales para el desarrollo de los proyectos de investigación y producción y cuáles han sido los principales pasos en el recorrido?
- Es un hecho fundante porque tiene que ver con el proceso en cannabis que se da en Argentina con la Ley 27.350 reglamentada por el actual Gobierno, que tomó la bandera auténtica de la demanda de la sociedad civil de poder acceder al autocultivo. Después aparecieron claroscuros que tienen que ver con la necesidad de garantizar una trazabilidad segura a los usuarios de REPROCANN y a los desarrolladores e investigadores enmarcados en la Ley 27.350. Es ahí donde entra a tallar muy fuerte el INASE, teniendo en cuenta que el cannabis era un mundo desconocido para el organismo.
Primer objetivo cumplido
- En el camino que describís hubo resoluciones que fueron sentando el terreno para poder registrar las variedades.
- Sí, con el equipo de trabajo interdisciplinario del INASE y junto con el Ministerio de Salud, hicimos un tándem que arrancó con la resolución 5 del año 2021, con respecto a la necesidad de que haya una semilla nacional con trazabilidad y volumen, y donde cada uno de los usuarios pueda tener un producto de calidad sabiendo cuál es el origen genético, que es determinante para todos los cultivos. Luego, la resolución 140 del Ministerio de Agricultura instó al INASE a buscar el germoplasma nacional, eso nos dio un envión determinante. Recordemos que Argentina tiene una industria semillera de punta, con valor agregado y breeders de nivel internacional, y también tiene una chance histórica de convertirse en una industria semillera del cannabis de calidad. Después empezamos a hacer un recorrido de articulación muy fuerte con universidades, centros biotecnológicos, desarrolladores, breeders, institutos y sector privado, y llegamos finalmente al objetivo de que en el primer trimestre del 2022 haya cannabis registrado.
Las variedades y la sociedad civil
- Hablanos sobre las dos variedades, su composición y usos.
-La CAT 3 y la EVA son el inicio de una serie de registros que va a haber en el INASE en el próximo tiempo. Y no solo de germoplasma nacional, que hay que fortalecer y recuperar su identidad, sino también de variedades extranjeras que son muy importantes para el mejoramiento y desarrollo y para incorporar a la industrial nacional. Las dos tienen una gran capacidad de estabilidad. La CAT 3 es un desarrollo de la Universidad Nacional de La Plata con la familia Loza (Daniel Loza, el cultivador originario), que después tomó Agrogenética Riojana. Tiene un componente muy importante para trabajar en el cannabis medicinal. Contamos con la estabilidad y la identidad histórica argentina de dos variedades con fuerte componente sobre todo de THC, y también de CBD. Gran estabilidad, y buen color y aroma.
- ¿Cómo impactan estos registros en la sociedad civil, en la posibilidad de ampliar y facilitar el acceso para organizaciones, autocultivadores y cultivadores solidarios?
- Es el inicio a lo que aspiramos: que haya una semilla de calidad, certificada, garantizada y sobre todo con trazabilidad. La articulación con Salud implica que el INASE pueda garantizar, en el marco de la Ley 27.350, una genética con las características que necesita el cannabis medicinal. Eso es importante porque hay 22 inicios de registros de germoplasma nacional en INASE que están en trámite. Y hay 18 pedidos de registros de variedades extranjeras. Esto es el comienzo y significa recuperar la historia porque el INASE tiene mucho prestigio internacional. La sociedad civil demanda que los usuarios del REPROCANN y los cultivadores puedan tener una semilla nacional, trazable y con responsabilidad, origen y sobre todo segura. También estamos trabajando en normativas para la comercialización de cada uno de los obtentores, aunque la CAT 3 es de uso público.
La industria
- ¿Cómo ves el escenario para el desarrollo de la industria, una vez que Argentina cuente con el marco regulatorio?
- La industria va a crecer y desarrollarse en toda su cadena: la biotecnología, el desarrollo, las articulaciones de sectores. Y desde el punto de vista comercial va a tener un impacto superior a los pronósticos, no sólo por los empleos sino por la calidad de la industria. Así que tenemos el objetivo de tener en diez años un desarrollo de la industria cannábica argentina con sello internacional. Para eso están todas las condiciones y hay capacidades para hacerlo, inversión, el Estado acompaña y va a haber una fuerte regulación de la Agencia (Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis). Es una necesidad concreta que haya ley para regular el cultivo en todas sus cadenas. Ese es el objetivo que planteó el gobierno nacional y el que acompaña el INASE desde su rol.
- De todos los proyectos que hay en el país, ¿el modelo más prometedor es el de Agrogenética Riojana?
- La experiencia de Agrogenética Riojana es para poner en valor no solo en volumen nacional sino también internacional porque el cultivo en la Argentina recién arranca y no tiene techo en ninguna de sus cadenas, desde las semillas hasta los productos finales.
- Por último, con este primer gran objetivo cumplido, ¿en qué trabajos se va a focalizar el INASE?
- Estamos trabajando con el equipo interdisciplinario en la trazabilidad y en acompañar a los proyectos integrales. También avanzamos con el Ministerio de Salud en la resolución de una nueva categoría (de producto vegetal), ahí vamos a tener una mirada sobre la necesidad de tener genéticas de todo tipo para que esa posibilidad de la industria se abra. La soberanía tecnológica es un concepto que empieza con la semilla nacional y el acompañamiento de todos los sectores y en ese sentido es un paso importantísimo la resolución sobre estas dos variedades de germoplasma nacional para construir soberanía tecnológica en un cultivo que va a ser de disputa y que tiene que ver con la salud pero también con el desarrollo industrial. Por eso, hay que avanzar con la ley para generar empleo de calidad, divisas y que la historia de nuestros cultivadores y productores se ponga en valor. Del mismo modo, acompañar muy fuertemente a las organizaciones de la sociedad civil que han transitado tantos años bajo el paraguas del prohibicionismo.