Finalmente, llegaron las semillas de cáñamo a Paraguay con el fin de ser cultivadas en parcelas de la agricultura familiar. Sin embargo, la Cámara Paraguaya del Cannabis Industrial (Cannapy) denuncia que el gobierno nacional privilegia intereses empresariales y obstruye el desarrollo del sector campesino.
A inicios de esta semana, arribaron a Paraguay las semillas de cáñamo que se importaron para que los agricultores familiares puedan cultivarlas en las parcelas asignadas de manera experimental. Sin embargo, al momento de su llegada a la Aduana, se presentaron funcionarios del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE), que buscaron trasladar las semillas hasta el Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA) para evaluar y realizar los ensayos correspondientes.
Desde la Cámara Paraguaya del Cannabis Industrial (Cannapy) calificaron esto como un hecho “absurdo”, debido a que se ignoró que las variedades importadas ya habían sido autorizadas oportunamente por el organismo. Otro de los argumentos que sostiene la Cámara es que se desconoce la declaración de interés nacional al cultivo de cáñamo y el hecho de que lo que ya se ha cultivado se encuentra en una fase comercial. Esto implica que las semillas deberían estar inscriptas “por la empresa exportadora o de oficio por el Ministro de Agricultura y de esa forma liberar las variedades para fomentar y promocionar el cultivo”.
La inscripción en el registro de cultivares es clave de cara a la distribución de las semillas a los productores familiares, de cara a un nuevo ciclo de cultivo que inicia la semana que viene. Son 1000 kilos de semillas para sembrar en 60 parcelas. El pedido había sido realizado al presidente paraguayo Mario Abdo Benítez a principios de febrero, pero no se cumplió lo prometido en esa ocasión.
“Hemos perdido más de un año y medio en una terrible burocracia”, expresaron desde Cannapy. En tanto, denunciaron que el Ministerio de Agricultura “solo apoya los cultivos extensivos y mecanizados de cáñamo” e indicaron que no se está cumpliendo con el precepto de la preferencia a los pequeños productores previsto en el Decreto 2725/19 que autoriza el cultivo del cáñamo y el Decreto 3999/20, que lo declara de interés nacional.
El decreto fue promulgado en octubre del año 2019 y la reglamentación correspondiente el 11 de febrero de 2020, según detallaron. “A finales de marzo del 2020 ya se habían cultivado 300 hectáreas sin burocracia, sin problema” con la autorización de la institución reguladora y las vinculadas “en tiempo récord”, dijeron.
Se estima que el rendimiento del cultivo de cáñamo por ciclo será de 15 millones de guaraníes por hectárea (2402,75 dólares), ya que se utiliza toda la planta. Es importante destacar que la expectativa es duplicar esta cifra, debido a que en octubre puede iniciarse un segundo ciclo de cultivo.
La denuncia de Cannapy sobre las dilaciones y los privilegios a formas de producción contradictorias con el marco legal, decanta en un reclamo urgente que permita una fuente de sustento prevista para la agricultura familiar: que el Ministerio de Agricultura realice la inscripción de las semillas en el Registro Nacional de Cultivares para darle pronto inicio a la producción de cáñamo. Pero también, en una situación estructural que le otorgue seguridad a todos los productores y no solo a las grandes empresas.