Con el fin de difundir y extender los conocimientos sobre la planta, la asociación civil propone charlas sobre la situación actual del cáñamo en Argentina y los beneficios que puede brindar su cultivo en diferentes marcos, entre ellos, el productivo y el ambiental. El proyecto de Nonogasta y las diferencias con la iniciativa de ley oficial, los ejes del evento.
Como parte de una estrategia para la difusión de los beneficios del cáñamo en la Argentina, la asociación civil Proyecto Cáñamo propicia conversatorios a fin de generar debates en torno al desarrollo de esta planta en el país. En esta oportunidad, los dos ejes de la jornada fueron el proyecto para contrarrestar la contaminación en la localidad de Nonogasta (La Rioja) y una mirada crítica sobre ciertos puntos de la propuesta de ley para el cannabis medicinal y el cáñamo industrial que impulsa el Ministerio de Desarrollo Productivo.
La jornada de debate, fue moderada por el integrante de la asociación e ingeniero agrónomo Santiago Lusquiños, quien marcó que el cáñamo es “un producto que puede llegar a cambiar la realidad agronómica de la Argentina, tiene un potencial enorme” y que “se va a convertir en una solución ambiental para regenerar nuestros suelos”. A su vez, apuntó que una de las principales críticas que la asociación ha encontrado en la propuesta del Ministerio de Desarrollo Productivo “no está contemplado dentro del Ministerio de Agricultura”.
A su turno, la abogada Adriana Friedheim, integrante de la comisión de legales de Proyecto Cáñamo, marcó que uno de los grandes errores de la iniciativa oficial “es que pretenden el mismo régimen para el cannabis psicoactivo y para el cáñamo industrial”, cuando “el cáñamo no necesita ninguna agencia, no es un cultivo fiscalizado, no es un estupefaciente”.
En tanto, Friedheim sostuvo que “el proyecto tiene que tener como autoridad al Ministerio de Agricultura” y se debe redactar “una ley que no lleve más de diez artículos”. Tanto Lusquiños como Friedheim remarcaron en sus intervenciones que el cáñamo debía incluirse en ese marco como cualquier otro cultivo que se realice en el país.
La situación en Nonogasta
Buena parte del conversatorio tuvo como centro los avances del trabajo que se encuentra realizando la Asamblea El Retamo de Nonogasta, localidad ubicada en el Departamento de Chilecito, La Rioja. El ingeniero agrónomo Gustavo Álvarez comentó los ejes del proyecto, que fue formulado en lo técnico por él, pero “le pertenece totalmente a la asamblea de Nonogasta”.
En la localidad riojana, la Curtiembre Curtume CBR (ex Yoma) generó contaminación de cromo, ya que durante 30 años vertieron sin ningún tipo de tratamiento residuos líquidos y sólidos en una superficie de 40 hectáreas cercanas a la fábrica. Quienes habitan este pueblo se ven diariamente sometidos al impacto de la contaminación en su salud, pero también a los efectos económicos, ya que la empresa cerró y se perdieron muchos puestos de trabajo.
Es por eso que la Asamblea generó un proyecto de mitigación socioambiental, donde se utilice el cultivo de cáñamo como forma de reducir la contaminación y, al mismo tiempo, generar empleo para los habitantes de Nonogasta. Álvarez detalló que la iniciativa “comprende la creación de fuentes de trabajo directas para 2000 personas, también generando una industrialización del cáñamo en esa zona” y que la idea es producir fibras y semillas para la industria papelera y complementos proteicos o nutricionales en 40 hectáreas.
Álvarez indicó, también, que la semana pasada representantes de la Asamblea pudieron reunirse con el Viceintendente de Nonogasta y con Benjamín Enrici, presidente de Agrogenética Riojana. “Hay un interés en el proyecto, no queda claro cuáles son las condiciones que nos pondrá la municipalidad para desarrollarlo. El sí o no de que arranque el proyecto es una cuestión de voluntad política”, destacó.
Yasna Canifru, integrante de la Asamblea de Nonogasta, sostuvo que “el viceintendente nos dijo que tienen muchas ganas de que este proyecto se una con el otro”, en referencia a la iniciativa de Agrogenética Riojana para producir cannabis medicinal. Sin embargo, estableció ciertos reparos en cuanto a las diferencias de los requisitos para la producción medicinal (predios con cámaras de seguridad, fiscalización de los cultivos, entre otros) y los requerimientos para la producción de cáñamo, que si bien aún no se encuentra regulado en el país, no habría por qué pensar en un fuerte control, ya que no es psicoactivo.
En un balance sobre todo el recorrido realizado por la Asamblea, Gustavo Álvarez subrayó: “pasamos de una situación del escrache, de la protesta, a presentar un proyecto alternativo de desarrollo”.