Un encuentro casual en un parador playero de la realeza qatarí derivó en posibles acuerdos comerciales que se exploran a nivel diplomático. Messi, Maradona y la Selección acercan mundos lejanos: desde Qatar, lo cuenta Leandro Ayala, presidente de la Confederación Cannábica Argentina
Al comienzo del Mundial Qatar 2022, cuando recién empezaban las invitaciones de los jeques a los argentinos, un encuentro casual en la playa abrió la puerta para una ventana comercial impensada que involucra a los productores de cannabis y sus derivados en la Argentina con empresarios y jeques árabes.
Fue antes del debut de la Scaloneta contra Arabia Saudita, cuando los millonarios anfitriones se deslumbraban con las primeras camisetas con la 10 de Messi y de Maradona que veían, los cantitos futboleros, la pasión albiceleste.
El neuquino Jany Vergara caminaba en la arena con su amigo porteño Leandro Ayala, dirigente empresarial de la industria del cannabis y el cáñamo, con más de 250 emprendimientos nucleados en una confederación. Se conocían de Rusia 2018, iban alegres, distendidos, entonando los clásicos de la hinchada sobre la arena de Doha. Un parador playero lujoso donde varios hombres vestidos con túnicas blancas tomaban algo sentados en sillones les llamó la atención, como los hombres de seguridad en el acceso y las luces. Con la bandera de Valentina Sur que llevaba al cuello, Jany y su amigo se acercaron. Entonces sucedió algo difícil de olvidar.
Con Jany y Lea también iba Rolo, que trabaja en el restaurante La Mesa, especializado en asado argentino en Doha y por esos van futbolistas e integrantes de la realeza y por ahí pasó a cenar con toda su comitiva dos días antes nada menos que el emir de Qatar. Rolo reconoció desde la playa, detrás de la soga roja que marcaba el perímetro de restricción, a uno de los hombres que disfrutó de los cortes y las achuras aquella noche.
-¿Estás seguro? -le preguntó Leandro. Pensó que entre tantas túnicas y turbantes se podía confundir.
-Seguro. Es él -respondió.
Entonces Jany intentó explicar a la seguridad que Rolo conocía a uno de los hombres que tomaban té y café en ese chiringuito de lujo para pedir una foto. Estaban con las camisetas de Argentina y acaso eso ayudó a que el hombre que había reconocido Rolo hiciera la seña de que pasaran cuando le consultaron. Era el primo hermano del emir.
Les ofrecieron sillones para sentarse, café, te y se largó la charla. Primero, claro, con el fútbol y la curiosidad por los cantitos de los argentinos. Jany, desenvuelto, habló de Lionel, de Diego, de caballos y del gas y el petróleo de Vaca Muerta.
Después llegó el turno de Leandro, que aprovechó un instante de tranquilidad con el primo del emir para hablar sobre la idea de explorar posibles acuerdos comerciales entre los qataríes y la confederación que representa. ‘
¿Qué tienen para ofrecernos? -preguntó el jeque, que estaba acompañado por un familiar que escuchaba atento la conversación en inglés.
Leandro le ofreció primero tierra orgánica abonada y fertilizantes y el jeque, con amabilidad, respondió que tenían eso. Entonces el argentino profundizo en el cannabis y los productos derivados, le contó que era representante de un gremio empresarial y le mostró la bandera de la Confederación, esa de gran porte por la que debió lidiar con los barras que la querían correr en los estadios para poner las suyas. Todos se tomaron una foto en el chiringuito y los árabes la sostuvieron con una sonrisa, mientras una mesa larga se llenaba de delicias para probar.
La conversación seguiría después a nivel diplomático, con el agregado comercial y otros funcionarios como el cónsul Emanuel Paz, que explicaron como punto de partida una premisa de los qataríes: compran o invierten en empresas que ya funcionan, no en las que hay que desarrollar.
Leandro Ayala tiene 43 años y se describe como pionero desde el 2002 de productos vinculados al cannabis. Fue dirigente de River durante la gestión de Daniel Passarella y conserva vínculos con los dirigentes de la AFA desde que estuvo ligado al Futsal.
Regresará de Qatar con las charlas que generó y la información que reunió para compartir con empresarios y productores del sector, e incluyó también en la agenda la posibilidad de contar con financiación para proyectos de investigación relacionados con el cannabis.
Todo, gracias al emir que fue a probar la carne argentina y un inolvidable encuentro de dos horas y medias en la playa. Ahí estaba otra vez la pelota en el medio de todo, solo es cuestión de que ruede para acercar mundos tan lejanos.