Por Leandro Ayala - Fundador de Industria Cannabis. Presidente de la Confederación Cannabica Argentina y Emprendedor Cannábico.
Tuvimos una gran celebración en Argentina por haber logrado una nueva ley de cannabis medicinal y cáñamo industrial, después de tantos años de lucha desde la primera línea de combate y a pesar de todo el contexto social en contra y el peso del prohibicionismo.
Estamos muy felices de haber sido partícipes de este logro, aportando un pequeño granito de arena para que, a partir del pasado 5 de mayo, tengamos una nueva ley, un nuevo marco legal. No nace una nueva industria, sino que se legaliza una nueva manera de trabajar y desarrollarse.
Porque esta pequeña industria en Argentina -que en realidad fue pequeña hasta el 5 de mayo- está dentro de una economía bastante robusta, conformada por lo que hacemos desde la Confederación Cannábica, los growshops y los productores del sector que llevamos años trabajando y fortaleciendo el sector.
Aunque en Argentina se legaliza una nueva manera de producir, no es una nueva industria. Celebramos por eso, pero también sabemos que faltan muchos compañeros y compañeras que siguen siendo perseguidos y estigmatizados.
Desde la Confederación Cannábica Argentina siempre estuvimos apoyando a quienes de alguna manera perdieron su libertad o son encausados judicialmente. No los olvidemos.
Somos una de las primeras entidades cannábicas del país que viene enarbolando las banderas de la cultura de trabajo; estamos dispuestos a formar y conformar las mesas para la construcción de esa reglamentación.
Son bienvenidas las empresas internacionales que tienen ganas de invertir en nuestro país, pero que tengan en cuenta la realidad de la Argentina y a nuestros trabajadores y trabajadoras, que son la fuerza más poderosa de nuestra matriz productiva. Por todo esto, un objetivo que debe plantearse desde la óptica laboral en el país, es la generación de empleos directos e indirectos desde la nueva economía del cannabis.
Según proyecciones del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, en el año 2025 esta industria proveerá la creación de unos 10.000 puestos de trabajo en el país, un mercado interno de ventas por un monto de 500 millones de dólares anuales y se prevén ventas al exterior por unos 50 millones de dólares al año.
Una meta ambiciosa pero real podría ser similar a la de Colombia (debido a la proximidad de la población del país) de generar al menos unos 40.000 puestos de trabajo para el año 2030, según el último informe de ArgenCann. Una particularidad sobre esta cifra es que se asemeja a la cantidad de empleos directos que genera el sector farmacéutico hoy en el territorio argentino.
Otro aspecto a destacar es que no solo se generarán empleos directos en la producción, sino también en la fabricación de una muy amplia gama de productos y servicios que se creen o se impulsen desde la nueva economía del cannabis.
Además debemos puntuar la creación de empleos de calidad: se estima que el 20% de los empleos que se generan en esta industria están dedicados a la investigación y desarrollo (I+D), control de calidad e ingeniería de procesos.
Vemos oportunidades crecientes de desarrollo: 320 solicitudes de patentes hasta 2016 y 470 solicitudes en el trienio 2017-2019. El cannabis cuenta con una cadena de valor agregado al mercado con más de 200 bienes y servicios diferenciados vinculados a la cadena.
“El reto para lograr estas cifras se encuentra en la habilidad y disposición que tenga el Estado para la implementación de la normativa local que logre incentivar la producción de cannabis y cáñamo con fines industriales”, sostuvo ArgenCann.
Y nosotros, desde la Confederación Cannábica Argentina conformada por más de 200 Pymes, Emprendedores y Emprendedoras que ya somos parte de la industria del cannabis, vamos a impulsar el desarrollo del sector con soberanía porque nuestra nación lo necesita y merece.
Originalmente publicado en la revista CWJ, edición 25, 2022.