La ONG de Bariloche, junto con el INTA, trabajan para mejorar la genética de las variedades de semillas de esa zona del país para luego cultivar en un predio de dos hectáreas y elaborar aceites para fines medicinales y terapéuticos. La titular de la ONG habló sobre los detalles de la iniciativa y en qué situación se encuentra.
De los distintos sectores que participan en proyectos de investigación y producción de cannabis con fines medicinales y terapéuticos, las asociaciones civiles son las que cuentan con mayor trayectoria y experiencia por su historia de trabajo con eje en poder acceder a derivados para los tratamientos.
Un caso paradigmático de este tipo es el de Ciencia Sativa, ONG con sede en San Carlos de Bariloche, que participa en un proyecto de cultivo con fines medicinales junto con el Centro Regional Patagonia Norte del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). En este tipo de trabajo conjunto, Ciencia Sativa aporta su know how mientras que el INTA sus metodologías de cultivo a mediana escala. Allí conviven técnicos del organismo y cultivadores de la ONG.
El proyecto de investigación científica y agronómica obtuvo la aprobación del Ministerio de Salud en enero de este año. A su vez, se enmarca en la resolución Nº 5/2021 firmada en abril por la cartera de Carla Vizzotti y el Instituto Nacional de la Semilla (INASE), que habilita la inscripción de variedades nacionales de cannabis para uso medicinal en los registros del organismo dependiente del Ministerio de Agricultura.
La iniciativa contiene dos etapas. Por un lado, en la sede del INTA en Bariloche realizan el mejoramiento genético de las variedades de semillas locales. Por otro, la parte productiva se llevará a cabo en un predio de dos hectáreas del INTA en Alto Valle, que cuenta con las disposiciones para la seguridad (perímetro cercado, luces y cabinas de control) aunque resta la infraestructura en los invernaderos.
La presidenta de Ciencia Sativa, Gabriela Calzolari explicó en diálogo con Industria Cannabis los detalles de la iniciativa y en qué situación se encuentra. “Ya tenemos todos los papeles y requerimientos para empezar a cultivar: la aprobación del Ministerio de Salud y la solicitud que hicimos a INASE para el uso de nuestra semilla de variedades locales. Ambos nos dieron un informe favorable. En este momento estamos produciendo las semillas para hacer las pruebas agronómicas para un eventual registro de alguna variedad”, comenzó la licenciada en biología.
Calzolari detalló cómo se relacionan las dos etapas del proyecto y qué dificultades atravesaron. “A medida que fueron cambiando las normativas, sobre todo en torno a las semillas y el germoplasma de cannabis, cambiamos el curso del proyecto. Comenzamos en Bariloche el trabajo de mejoramiento genético para luego estas variedades que ya van a estar caracterizadas botánica y químicamente, llevarlas al predio productivo en el Alto Valle. En este momento estamos acondicionando el predio en Bariloche, un subsuelo donde se va a cultivar en interior para controlar las condiciones de las pruebas agronómicas”, precisó la becaria del CONICET y la ANLAP.
Actualmente Ciencia Sativa se encuentra en la búsqueda de financiamiento privado, sobre todo para el desarrollo de los cultivos en el predio de Alto Valle. El gobierno de Río Negro participará en la última parte, a la hora de la formulación de los fitopreparados.
En cuanto a los tiempos, este año avanzarán en Bariloche con el mejoramiento genético y en la primavera del año que viene comenzarán en Alto Valle con los cultivos para desarrollar aceite de calidad y trazable.
Producción nacional de semillas
Calzolari remarcó la importancia de poder producir semillas en el país, un rasgo clave del proyecto de Ciencia Sativa. En este sentido, valoró la “posibilidad de desarrollar y hacer mejoramientos genéticos, producir variedades de cannabis localmente y a partir del material genético que se viene manteniendo, conservando y cruzando en el país”.
La titular de Ciencia Sativa -entidad que se encarga de investigar, informar y acompañar a la comunidad en los diferentes usos del cannabis e integra el Consejo Consultivo Honorario creado por la ley de cannabis medicinal- destacó a su vez que la producción de semillas permitirá dejar de importar de otros países, con las dificultades que eso conlleva. “No hay tantos bancos de semillas en el mundo que sean totalmente legales y donde se pueda comprar tan fácilmente. Por eso, estos son desarrollos importantes que nos van a permitir dejar de tener que importar semillas de Estados Unidos o Colombia”, resaltó.
“Soberanía y fundamentalmente justicia social. Eso es lo que buscamos y lo que tienen que tener las regulaciones, contemplando a los productores que vienen trabajando en la clandestinidad desde hace tanto tiempo”, concluyó.