La marca de ropa Stay True Organic junto con otros emprendedores y productores avanzan en una nueva experiencia de industrialización del cáñamo en Argentina. Importan hilados de la India para la producción local de toallas, pañales, remeras, vestidos y ropa de bebé.
Stay True Organic es una marca que elabora y vende indumentaria a base de cáñamo y algodón orgánico bajo una lógica de cuidado del medio ambiente. Su fundador, Martín Alonso, primero importaba productos terminados. Ahora, en asociación con otros emprendedores y productores interesados en los beneficios del cáñamo, importan de la India la materia prima al por mayor para transformarla en el país en toallas, pañales, remeras, vestidos y ropa de bebé.
“Iniciamos importando los productos. La gente se enganchaba y nos pedía la tela para vender. Pero nosotros no podíamos hacerlo porque estábamos orientados a una cierta cantidad de productos”, dijo Alonso a Industria Cannabis. “Entonces lo armamos de forma asociativa e hicimos una compra global. Importamos los hilados de la India para terminar de generar la tela en Argentina, para que luego cada productor, proyecto o empresa haga el producto que quiera”, agregó.
La fábrica de tejido Iteva se encargó del procesamiento para obtener los cincuenta rollos para cerca de treinta productores distintos. Es que entre los múltiples usos industriales de la planta de cáñamo, uno de los más antiguos es la elaboración de productos textiles. De su tallo se obtiene una de las fibras más fuertes y duraderas para la producción de textiles y también de cordeles, cuerdas, papel, molduras y alfombras, entre otros.
Otra de las principales cualidades del cáñamo es que es un cultivo que permite una producción ecológica, ya que absorbe durante su crecimiento gases contaminantes que contribuyen al efecto invernadero, como el dióxido de carbono. A su vez, funciona como sustituto del algodón, el cultivo más utilizado por la industria textil y uno de los más contaminantes.
“Argentina tiene alrededor de 500 mil hectáreas sembradas de algodón, que es exclusivamente contaminante, más todo lo que se hace de poliéster, cuyas fibras sintéticas derivadas del petróleo también contaminan. Entonces, cualquier cosa que hagamos que respete la naturaleza y mejore los suelos, bienvenido sea. Y el cáñamo tiene un futuro espectacular en ese sentido”, remarcó Alonso.
En Argentina el cultivo de cáñamo está prohibido desde 1977 por el decreto-ley 21.671 de la última dictadura. En el marco de una cruzada prohibicionista a nivel mundial, esa normativa considera a todas las variedades de la Cannabis Sativa L, incluido el cáñamo industrial sin THC, como un estupefaciente.
Actualmente la Cámara de Diputados debe tratar el proyecto de ley que cuenta con media sanción del Senado para regular la industria del cannabis medicinal y del cáñamo. El objetivo de la normativa es brindar un marco regulatorio para la inversión pública y privada en toda la cadena del cannabis medicinal y complementar la actual legislación, la Ley 27.350, que autoriza el uso terapéutico y paliativo del cannabis. En el caso del cáñamo industrial, apunta a legalizar los eslabones productivos, los de comercialización y sus subproductos.
El potencial económico para el desarrollo de la actividad del cannabis medicinal y el cáñamo industrial para el año 2025 se proyecta en 10.000 nuevos empleos (alto porcentaje en I+D+i), US$ 500 millones en ventas al mercado interno anuales y US$ 50 millones de exportación anuales, según datos del Ministerio de Desarrollo Productivo.