Héctor Nakayama es responsable del área de investigación del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (CEMIT) de Paraguay, la única institución habilitada para el análisis del cannabis en ese país. En esta nota sintetizó en qué consistirá su participación en la ExpoIndustria Cannabis y Cáñamo de Chaco sobre la identificación y la cuantificación de cannabinoides. Y advirtió por la falta de un marco regulatorio para la producción y el autocultivo.
El análisis y control de calidad de los aceites de cannabis, utilizados para múltiples patologías y trastornos, será uno de los ejes temáticos a desarrollar durante el cronograma de expositores en la ExpoIndustria Cannabis y Cáñamo de Chaco del próximo fin de semana. En ese marco, Héctor Nakayama, uno de los especialistas del ámbito científico que estará presente en la actividad, abordará en qué consiste su línea de trabajo en el Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (CEMIT).
El CEMIT depende de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y es uno de los organismos de referencia para el Estado paraguayo a la hora del control de calidad de alimentos, medicamentos y agua. Es, además, la única institución habilitada para investigar el cannabis en el país guaraní.
“Identificación y cuantificación de cannabinoides en Paraguay”, se denomina la exposición que dará Nakayama. “En Paraguay la ley (N° 6007/17) creó un programa (Proincumed) que regula todas las investigaciones y la producción de cannabis para uso medicinal. En ese contexto, como UNA estamos abocados al control de calidad del aceite que se pueda utilizar como medicamento”, dijo a Industria Cannabis el Responsable del Departamento de Investigación del CEMIT, a modo de síntesis sobre su participación.
“Arrancamos con el control de calidad que consiste en la detección y cuantificación de cannabinoides, específicamente THC y CBD. El primero, por las implicancias legales, y el segundo por el uso medicinal”, amplió el doctor en Bioquímica.
Se trata de aceites importados por la industria farmacéutica paraguaya, el único sector que actualmente está habilitado para producir y comercializar los aceites con CBD. “Existen una docena de empresas de la industria farmacéutica que tienen la licencia para el desarrollo de estos productos y que todavía están en la fase de evaluación”, afirmó Nakayama. “Según la ley pueden producir aceites en toda la cadena de producción -continuó-, desde la importación de la semilla certificada hasta la comercialización, sin poder tercerizar ninguna parte de la producción. Todavía se encuentran en la etapa de producción de la planta e iniciando el proceso de importación”, detalló.
Las dificultades
El especialista expresó su “preocupación” porque la mayoría de los aceites que se consumen en Paraguay no reciben el control de calidad. Son caseros y en el marco de la ilegalidad, ya que el autocultivo está penado. “Nos preocupa el hecho de que haya familias que producen aceites de cannabis para consumo local sin controles”, advirtió.
Vale remarcar que en 2020 el Poder Ejecutivo vetó una ley que habilitaba el autocultivo, lo que generó un hondo rechazo de las organizaciones civiles.
“Cuando empezamos a trabajar en cannabis con esta línea de investigación, lo hicimos en línea conjunta con la Fundación Mamá Cultiva”, prosiguió el investigador. “Lastimosamente ellos todavía no pueden producir aceite de forma legal porque la ley no les permite, a no ser que la SENAD (Secretaría Nacional Antidrogas) les provea ciertos materiales para que puedan producir su aceite”, añadió.
Por último, Nakayama sostuvo que desde la UNA impulsan cambios normativos favorables que permitan ampliar sus líneas de investigación y de trabajo, incluyendo la producción en dependencias de esa unidad académica, para poder facilitar la información a la población sobre el uso de aceites y sus beneficios.