En diálogo con Industria Cannabis, Andrés Fajardo realiza un recorrido que atraviesa el pasado, presente y futuro de la industria del cannabis medicinal en Colombia, con el foco puesto en la experiencia de la empresa Clever Leaves en el sector y en el reciente decreto firmado por el presidente Duque, que permite la exportación de flor seca.
Clever Leaves Holdings es una empresa que nació como parte de un proyecto emprendedor gestado por tres personas en 2016 y que, cinco años después, cuenta con 400 trabajadores, operaciones en Alemania, Canadá, Colombia, Estados Unidos y Portugal y cotiza en NASDAQ (CLVR). En su entramado productivo, contempla todas las etapas de la cadena de valor, desde la semilla hasta la distribución y venta de los productos derivados de cannabis. Colombia es de los países que más lograron avanzar en América Latina en el sector y recientemente habilitó la exportación de flor seca con fines medicinales, elemento que ciertamente abre un nuevo panorama.
Andrés Fajardo es cofundador y Presidente de la compañía. En conversación con Industria Cannabis, abordó el presente colombiano en la industria del cannabis medicinal, así como también los puntos clave que han hecho de Clever Leaves un proyecto empresarial con fuertes logros en tan poco tiempo. Al referirse al decreto firmado por el presidente Iván Duque que autoriza la exportación de flor seca de grado medicinal, Fajardo destacó que “entre el 50% y el 60% del mercado del cannabis medicinal a nivel global es todavía en forma de flor seca y eso hace que para que las compañías colombianas tengan competitividad a nivel mundial es importante tener acceso a la exportación de ese producto” y que “desde hace mucho tiempo hemos venido trabajando con los reguladores, con las asociaciones de la industria para impulsar el decreto”.
Un dato muy importante es que la empresa cuenta con una unidad de operaciones y de procesamiento en Colombia que por el momento comercializaba solo extractos, mientras la producción de flor seca se realiza en Portugal. Es decir, si bien habían logrado sortear en parte los impedimentos legales, con el decreto se dan mayores posibilidades. Sin embargo, Fajardo advirtió que esta regulación tendrá un impacto más decisivo a gran escala en el mediano o largo plazo, principalmente porque “producir flor seca de grado medicinal, y en nuestro caso, de grado farmacéutico, podría ser tan o inclusive más complicado que la producción de extractos”. En este sentido, explicó que manteniendo proporciones y mezclando componentes se obtienen extractos muy estandarizados y que, en cambio, con la flor seca no se puede: “es la flor que se seca, la flor que se procesa y es la flor que eventualmente llega al paciente y tienes que garantizar que esa flor sea igual siempre. Lograr esa estabilidad es bien complejo”.
El presidente de Clever Leaves afirmó que se encuentran aguardando la definición de la letra chica del decreto; es decir, su reglamentación, para “tener un producto farmacéutico de flor de cannabis para los aceites del mundo”. Y argumentó que la apertura “va a permitir que compañías como nosotros, lleguemos a los pacientes con muchas más opciones de productos para sus tratamientos”.
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Sobre los orígenes de Clever Leaves, Fajardo marcó que “siempre quisimos emprender en negocios que tengan un impacto positivo para la sociedad y que a su vez fueran un buen negocio”. En 2016, año de la creación de la empresa, Colombia sancionó la Ley 1787, pionera en América Latina para la producción de cannabis, mientras en el contexto internacional, las grandes compañías de cannabis comenzaban a consolidarse. “Estuvimos en el momento adecuado en el negocio adecuado”, sintetizó el presidente de Clever Leaves, quien aseguró que “hemos ido ajustando el modelo de negocios”, pero siempre la estrategia y el propósito estuvieron orientados al bienestar de los pacientes.
Además, Fajardo distinguió tres cuestiones clave en el devenir de la empresa. La primera es un sistema de calidad “que toma mucho tiempo e inversión”. Actualmente, Clever Leaves se encuentra en un grupo muy reducido de empresas de cannabis que tienen certificación de Buenas Prácticas de Manufactura de la Unión Europea (EU-GMP). La segunda cuestión tiene que ver con el desarrollo de los productos, propio de la industria farmacéutica; esto quiere decir, con las formas específicas de trabajo y los procedimientos y etapas particulares de la producción donde se requiere un fuerte análisis de la estabilidad de los productos. Como tercer punto, Fajardo sostuvo que la fortaleza regulatoria y la fortaleza comercial ha sido determinante para los acuerdos con empresas o actores de la industria en otros países.
En ese último aspecto, y con el foco puesto en el aspecto normativo, el presidente de Clever Leaves aseguró que “la legislación en cannabis es un tema que nunca está listo, es decir, siempre está evolucionando. Yo creo que ahí está la clave del éxito” y se refirió a la importancia de concebir este componente como algo dinámico. De acuerdo con esta línea, Fajardo hizo hincapié en que, en cualquier país, “para que los pacientes tengan acceso a cannabis de altísima calidad, tienen que ser regulaciones que se muevan y se adapten y que vayan alineándose con lo que es la realidad del momento”.
En el caso de Colombia, afirmó que “vamos adelante en algunos temas y atrás en otros” y describió que el país fue pionero en la producción de cannabis de alto grado farmacéutico para el mercado interno o la exportación, pero al mismo tiempo se encuentra con dificultades al momento de que los pacientes colombianos puedan acceder fácilmente a los productos de cannabis medicinal. Dentro de los próximos cinco años, Fajardo espera que en el mercado de cannabis medicinal existan más productos para llegar a más pacientes y “haber evolucionado en cuanto a la información médica de los productos de cannabis”, así como la incorporación de “nuevas genéticas para las flores para tener una oferta diferenciada” y que más países puedan legalizar el cannabis medicinal.