La falta de un marco legal que entienda y abarque la complejidad de la Industria del Cannabis en Argentina es un reflejo de lo que pasa, o quizás pasaba, en los países de Latinoamérica en esta última década que estamos cerrando brevemente. Miramos las señales que nos han dado desde hace casi siete años nuestros vecinos de Uruguay. Más recientemente, los avances en normativas industriales desde Colombia, Ecuador y ahora en nuestro país con el uso medicinal, nos apuntan una señal verde en una nueva década que puede cambiar el pensamiento y los paradigmas acerca del cannabis. La recién puesta pública de la normativa del gobierno de la Nación Argentina que dentro de otros marcos legales va a permitir el expendio de productos hechos con Cannabis en farmacias, más allá del autocultivo a las personas que están enfermas y se registren, surgen como un paso corto, pero firme, que apunta a una total reglamentación del Cannabis en Argentina, que no puede tardar más.
Los posibles y múltiples usos del Cáñamo en las industrias alimentarias, de bienestar, en textiles, en la industria automotriz, en la sustitución del plástico por Cáñamo, en el desarrollo de comunidades tradicionales, el uso del cultivo de cáñamo para retener los impactos en suelos dañados por la radiación son posibilidades en las que a nosotros no nos toca estar alejados. Es fundamental señalar también que el error de la llamada "guerra a las drogas", que lleva a persecución de usuarias y usuarios, el allanamiento de cultivadores y la violencia experimentada en varios niveles contra las poblaciones que están sometidas a las bandas criminales es otro eslabón de la ausencia de una reglamentación, más allá del fallo Arriola, en la Suprema Corte de nuestro país, que en la práctica no ha cambiado ni al mercado de cannabis, ni a una debilidad de esos grupos.
La ausencia de un dictamen legal sigue aislando de una sociedad más justa en tantas posibilidades, cuántos son los usos del cannabis, sea en el aspecto económico, social, cultural, de generación de empleos o de inversiones, sean nacionales o extranjeras. Los caminos quedan puestos y basta que nosotros en cuanto sociedad, los movimientos sociales, diputados, senadores, activistas, autocultivadores, e incluida la gente que jamás se le ocurrió pensar algo acerca de "la marihuana" que no sea "es malo", decidamos nosotros, argentinos y argentinas, la forma más correcta de estar al tanto con el tiempo que vivimos es saber cuales son los viejos paradigmas que necesitan ser una página ya pasada de nuestra historia. Y tal vez, mirar al pasado para llegar al futuro, vía la mirada de Don Manuel Belgrano, para que nos reconozcamos como un país que sí se puede sembrar, cosechar y cultivar cannabis para todos los fines y bajo un marco legal que contemple a la gente.
Acerca de eso es fundamental que no caigamos en los malos ejemplos que vienen del exceso de las legislaciones. Tenemos ejemplos como Nueva Zelanda, donde los productores de cáñamo hacen contestaciones que pasan por un exceso de reglamentaciones que si superponen. O mismo lo que pasa en Europa, donde los límites de THC en las plantas de cannabis (debajo de 0,3%) hacen que los productores tengan menos mercado global por la limitación productiva de sus cultivos. Y en países como Canadá y Uruguay que, aún en la vanguardia del uso personal, tardan en superar legalmente las ventas del mercado ilegal, ya que por su legislación, tienen sus fallas por un 'amplio celo' o por no escuchar a los que están en las industrias desde muchos años, necesitan reparos más constantes de sus leyes.
Estamos delante de una oportunidad sin precedentes para nuestro país. Ya miramos lo que han pasado una decena de países con sus éxitos y errores. Que nos quedemos en la historia de la industria de cannabis es una cuestión de sacar las mejores decisiones posibles y sin miedo, seguir. Lo que ha empezado hace muchos años en nuestra nación, ahora se acerca a lo que necesitamos: un marco legal que sirva a la sociedad e impulse el desarrollo. Eso es lo que necesita la Argentina, y es lo que buscamos y apoyaremos, sin dudas y con mucha fuerza.
Bienvenidos a Industria Cannabis.