Provincias, empresas, PyMEs y cooperativas requieren la sanción de la ley que regula la industria y el comercio para poder generar ventas y dar empleo.
El aceite de cannabis CBD10 de la empresa estatal jujeña Cannava, se convirtió el viernes pasado en el primero elaborado íntegramente en el país de forma industrial que salió al mercado para la venta en farmacias. Si bien es cierto que la provincia del norte se adelantó con respecto a otras iniciativas de este tipo, proyectos impulsados en otras regiones del país esperan la sanción de la ley de industrialización y comercialización del cannabis medicinal y el cáñamo para desarrollar la industria a nivel nacional.
La Cámara de Diputados mantiene dormida esta iniciativa del Poder Ejecutivo, que viene a complementar la Ley 27.350. Ésta habilitó la investigación y la producción del cannabis con fines terapéuticos o medicinales, junto con su reglamentación (Decreto Nº883) que permitió el autocultivo, aun con sus actuales dificultades para el registro.
Mientras tanto, además de Jujuy, en otras provincias avanzan proyectos centrados en la producción para abastecer la demanda de aceites y otros derivados.
Es que el potencial económico para el desarrollo de la actividad del cannabis medicinal y el cáñamo industrial en todo el país, para el año 2025 se proyecta en 10.000 nuevos empleos, US$500 millones en ventas al mercado interno anuales y US$50 millones de exportación anuales, según el Ministerio de Desarrollo Productivo.
Uno de esos casos es el de Agrogenética Riojana, empresa mixta con mayoría de participación del Estado provincial, cuyo proyecto productivo “no solo abarca el acceso a la salud pública y a aceites seguros, sino también la formación académica y una plataforma de servicios y productos desde el Estado para generar un desarrollo de la industria del cannabis que impacte de la mejor manera en la cadena de valor en la provincia”, dijo Benjamín Enrici, presidente de la empresa.
El predio ubicado en la localidad de Chilecito es el segundo cultivo legal de cannabis en Argentina. Actualmente cuenta con 1.500 plantas cultivadas en invernadero y alrededor de 5 mil a plantar a campo abierto en el primer semestre del 2022. “En alianza con universidades, va a dar como resultado el primer aceite de cannabis riojano para poner en la órbita de un programa del Ministerio de Salud provincial para el acceso a un aceite con control de calidad comprobado”, amplió Enrici, quien a futuro destacó también la importancia de “tener materia prima disponible para reemplazar importaciones”.
Es que a diferencia de Jujuy y La Rioja, otros proyectos de producción importaron la materia prima. Por caso, el aceite del Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF), que depende de la provincia de Santa Fe. Aunque a futuro el LIF apunta a producir el material vegetal a partir de un convenio con el INTA y el Ministerio de Producción santefesino para trabajar en la investigación de semillas y hacer pruebas piloto, según la directora del laboratorio, Élida Formente.
Al igual que Jujuy y La Rioja, otro proyecto de una empresa estatal es el de Canme San Juan, que el próximo miércoles realizará la primera cosecha de flores correspondientes a 80 plantas, con el objetivo de determinar cuál es la variedad más apta para el suelo de la provincia. Se trata de una iniciativa de cultivo y producción del gobierno sanjuanino para la investigación y comercialización. Además, según informó Canma, ya son seis las empresas que firmaron convenios para la producción en las 163 hectáreas que tiene la sociedad del Estado en la localidad de Sarmiento.
Desde el ámbito privado, las empresas Pampa Hemp y Natufarma desarrollarán un proyecto para elaborar productos fitoterapéuticos 100% industria argentina, con el objetivo de abastecer al mercado local con una oferta de calidad, accesible, trazable y de seguridad comprobada. Pampa Hemp realizará en pocas semanas su primera cosecha y será la responsable de abastecer la materia prima que será utilizada para iniciar el desarrollo de distintos productos en las instalaciones de Natufarma.
A todos estos proyectos se suman las iniciativas de los sectores cooperativos, organizaciones y ONG, que están contemplados en la ley para regular la industria y el comercio y cuentan con vasta experiencia y conocimientos, pero por su condición legal no pueden generar lucro sobre esas actividades.
A su vez, desde las PyMes, empresarios de distintos puntos del país se han manifestado en pos de articular trabajos conjuntos para “formalizar una propuesta de desarrollo para el sector cannábico y del cáñamo”, según señalaron en un documento que presentaron el 3 de noviembre a la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Críticas a la composición de los aceites
El CBD10 fue el tercer aceite industrial en salir al mercado después del Kanbis (Laboratorio ELEA) y Convupidiol (Laboratorio Alef). Los tres coinciden en contener al cannabidiol (no psicoactivo) como único compuesto derivado de la planta.
Esto es materia de crítica de usuarios y organizaciones. “El aceite jujeño es un producto a base de CBD, es decir tiene sólo una porción de la planta”, advirtió Ana Daneri, integrante del colectivo La Semilla y referente del Frente de Agrupaciones Cannábicas Bonaerenses. “Esto va a dejar a las claras lo que venimos diciendo hace muchísimos años, desde el momento en que se importó el primer producto con CBD (Charlotte´s web). Cuando se estandariza la planta, se trasladan sus propiedades a una forma industrial - farmacológica, se la trata como un medicamento y no como una planta y se le saca la mayoría de sus propiedades, todo termina en peores resultados y en un producto de muchísima menor calidad”.