Sensi Seeds creó un informe acerca de las virtudes del cáñamo frente a otros cultivos y explicó las consecuencias que puede traer el reemplazo de biocombustibles por los combustibles fósiles.
“Es vital considerar el efecto dominó que tendría la sustitución de los combustibles fósiles por biocombustibles en el planeta en su conjunto. Sin embargo, cuando se compara el cáñamo con otras materias primas para biocombustibles, se observan algunas ventajas” explica Scarlet Parmer, en el informe que escribió para Sensi Seeds.
Frente a los efectos del cambio climático en el planeta ha comenzado el proceso de búsqueda de un sustituto sostenible para los combustibles fósiles. ¿Son los biocombustibles la mejor opción? ¿Qué consecuencias tiene sobre la producción de alimentos y deforestación?
En principio, hablemos de los dos tipos de biocombustibles que existen: biodiesel y etanol. El etanol se produce a partir de granos (maíz, cebada, trigo, etc.) o caña de azúcar, pero también se puede producir a partir de las partes no comestibles de la mayoría de las plantas. Se utiliza con frecuencia como biocombustible, pero generalmente se mezcla con gasolina.
Los vehículos diseñados para funcionar con gasolina sólo pueden tolerar una adición del 10% de etanol a la gasolina; los vehículos con combustible flexible pueden utilizar una mezcla de hasta el 80% de etanol. En Brasil, donde se cultivan grandes cantidades de caña de azúcar para el uso de biocombustibles, algunos vehículos pueden funcionar con etanol al 100%.
El biodiesel se obtiene refinando aceites y grasas de plantas o animales, más comúnmente de aceites vegetales, y requiere metanol. El diesel regular se mezcla a menudo con biodiesel en una proporción de 4:1 respectivamente, pero las mezclas pueden variar entre el 2% y el 100% de biodiesel. Una ventajosa práctica del biodiesel es que cualquier vehículo diesel puede funcionar con él.
Por su parte, el cáñamo, si se cultiva como materia prima para biocombustibles, podría producir ambos biocombustibles. La semilla de cáñamo se compone de 30-35% de aceite por peso, lo que le da un rendimiento de combustible de aproximadamente 780 litros por hectárea (207 galones por hectárea). Esto es considerablemente más bajo que el aceite de palma y el coco, pero más del doble que la colza, el maní y el girasol, y cuatro veces más que la soja. El resto de la planta se puede convertir en etanol mediante fermentación con bajos niveles de oxígeno.
¿Cuáles son las consecuencias naturales de la producción de biocombustibles?
Las materias primas más comunes utilizadas para el biocombustible son la soja y el maíz (EE.UU.), la caña de azúcar y la remolacha azucarera (Sudamérica), el aceite de palma (Sudeste y Este de Asia) y la colza (Europa). Todas estas requieren cantidades significativas de tierra fértil para florecer.
Grandes extensiones de selva tropical han sido destruidas para crear espacio para las palmas aceiteras y la deforestación está ocurriendo a una escala alarmante y sin precedentes en todas estas áreas. Esto ha destruido el hábitat de numerosas especies, muchas de las cuales (como el orangután) ya están en peligro.
Estas materias primas también se producen en tierras cultivables que antes se utilizaban para la producción de alimentos para el consumo humano, lo que hace que los precios de estos cultivos suban y queden fuera del alcance de los pobres. Además, lo que se conoce como «deforestación secundaria» se está produciendo a medida que se necesita más tierra para cultivar alimentos.
En síntesis, los objetivos en materia de biocombustibles establecidos por varios gobiernos de todo el mundo podrían estar afectando tanto en términos de cambio climático como de suministro de alimentos. Son los países en desarrollo los más afectados por estos problemas en lugar de los países ricos.
¿Qué ventajas tiene el cáñamo como materia prima de los biocombustibles?
El cáñamo tiene la ventaja de poder crecer en suelos menos fértiles, y su capacidad de crecer en lo que se conoce como «tierra marginal» es altamente elogiada por muchos. El término «tierra marginal» es fundamentalmente un término económico, que denota un pedazo de tierra que cuesta más cultivar de lo que se puede beneficiar. Esto puede significar que se trata de tierras con suelos de mala calidad, contaminadas por actividades industriales anteriores o con terrenos especialmente difíciles para la agricultura, como las laderas de montañas con pendientes pronunciadas.
Sin embargo, en términos reales, produce la mayor cantidad de semillas cuando se cultiva en tierras fértiles en condiciones óptimas. Si su uso como materia prima de los biocarburantes se extendiera, es muy probable que las tierras cultivables se dedicaran al cáñamo de la misma manera que se dedican ahora a las materias primas rivales, con el mismo impacto negativo en el precio de los alimentos.
Aunque esto significa que el cambio al combustible de cáñamo para todos los vehículos motorizados no resolverá la crisis energética ni detendrá el cambio climático, podría haber una aplicación a menor escala, aunque todavía útil. Si las granjas pueden cultivar y procesar cáñamo en el lugar para producir biocombustibles para vehículos y maquinaria agrícola, pueden crear un «bucle» autosostenible y de bajas emisiones de carbono. Esto puede, a pequeña escala, ayudar a poner fin a su dependencia de los combustibles fósiles. El cáñamo podría introducirse como cultivo de rotación en los cultivos alimentarios existentes, lo que reduciría el impacto tanto en los precios de los alimentos como en el uso de combustibles fósiles.
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