Luego de los anuncios del gobernador Omar Perotti a principios de mayo, la provincia se encuentra trabajando a través del Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) en los aceites con alto contenido de CBD. Estiman que dentro de dos meses estará listo el primer lote. Santa Fe, hasta el momento, importa derivados de cannabis con fines medicinales para cubrir los tratamientos en su sistema de salud.
Los inicios de junio han traído buenas noticias para los desarrollos ligados al cannabis. Santa Fe registró su aceite de cannabis de alto contenido de CBD producido por el Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) y recibió autorización de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para importar los principios activos desde California. Esperan que, si los tiempos planificados se cumplen, en dos meses podrían finalizar el primer lote de aceites.
Uno de los aspectos destacables de la iniciativa santafesina es que los aceites tendrán un precio tres veces menor a los aceites importados. A su vez, la Agencia Santafesina de Ciencia invertirá 45 millones de pesos para desarrollar investigaciones en cannabis, salud y bioeconomía. Pero lo más importante es el objetivo de esta producción: su destino a los hospitales públicos provinciales y al Instituto Autárquico Provincial de Obra Social (IAPOS), la obra social de Santa Fe, para su prescripción médica.
Según datos de 2020, entre los pacientes afiliados al IAPOS y de los hospitales públicos de Santa Fe se recetaron entre 900 y 1000 frascos de aceite para el tratamiento de pacientes con epilepsias refractarias. La producción local encabezada por el LIF debería producir aproximadamente 40 litros de aceite para cubrir esos tratamientos específicos. Desde la dirección del laboratorio santafesino sostuvieron que se encuentran en condiciones de multiplicar por diez esa demanda y que están trabajando en un proyecto de ampliación para una producción en mayor escala.
El proyecto de Santa Fe incluye un convenio con el INTA para habilitar un espacio donde se dé el cultivo público de distintas variedades de cannabis, lo que implica que podrían dejar de importar el principio activo en un futuro cercano. Esto, también, permitiría un mayor control sobre toda la cadena productiva, desde la semilla, el cultivo, la extracción, la elaboración del aceite y sus testeos.
A su vez, la iniciativa establece un control de calidad de los principios activos, que se realizará en los laboratorios de las universidades nacionales de Rosario y del Litoral. En ese marco, se investigará a través de diversos ensayos clínicos qué sucede con formulaciones que incorporan un mayor contenido de THC y se seguirá construyendo evidencia científica sobre tratamientos de otras patologías diferentes a la epilepsia refractaria.
Cabe destacar que Santa Fe, desde 2016, tiene avances ligados con el cannabis medicinal. La producción pública garantiza un acceso igualitario y seguro a un aceite para muchas personas que podrán llegar a un producto con el pleno conocimiento de sus componentes y sus concentraciones. Es un paso más para la salud pública.