Rossana Nermi Zappia, referente del club de cultivo colectivo y solidario Jardín Unicornio, explicó cómo fue el recorrido para llegar a la elaboración de estas cepas y cuáles son sus características.
Argentina se encamina a tener pronto las primeras genéticas de producción local habilitadas para su comercialización, un paso clave en materia de soberanía para garantizar el acceso a los derivados e impulsar el desarrollo de la industria. Se trata de las tres variedades llamadas Cepas Argentinas Terapéuticas, elaboradas por las asociaciones Cultivo en Familia (la Nº 3) y Jardín del Unicornio (la Nº 1 y la Nº 2), que posteriormente fueron estudiadas científicamente por la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata.
La semana pasada se conoció que la CAT 3, producida originariamente por el cultivador de La Plata Daniel Loza y luego desarrollada por Cultivo en Familia, será la primera en recibir la certificación oficial del Instituto Nacional de Semillas (INASE). Mientras que las CAT 1 y 2 serían las próximas habilitadas para el comercio.
Rossana Nermi Zappia, referente del club de cultivo Jardín Unicornio, explicó cómo llegaron a esta decisiva instancia y cuáles son las características de estas cepas.
“La CAT 1 es estable, al igual que las demás. Tiene nueve años y es alta en CBD. Mientras que la CAT 2 tiene doce años y es alta en THC, como la CAT 3”, dijo Zappia. “La CAT 2 ha ganado muchas copas cannábicas porque es potente, pegadora y sabrosa. Cuando hicimos los análisis en 2016 dio 29% de THC”, detalló.
“Por acuerdo mutuo con la UNLP y Agrogenética Riojana SAPEM, la primera registrada es la CAT 3, y luego la CAT 1 y la CAT 2 también se van a registrar en INASE. Es un acuerdo que ya logramos con la UNLP y con Agrogenética”, agregó la cultivadora.
Vale resaltar que la resolución conjunta firmada el 28 de abril de 2021 por el Ministerio de Salud de la Nación y por el INASE autorizó la inscripción de germoplasma nacional de Cannabis sativa L. para uso medicinal en el Registro Nacional de Cultivares y en el Registro Nacional de la Propiedad de Cultivares del INASE. El primero funciona para obtener un derecho de obtentor y el segundo para la comercialización.
El recorrido
En Jardín Unicornio -ubicado en el barrio porteño de San Cristóbal- se autodefinen como el primer club de cultivo colectivo y solidario. El último domingo cumplieron diez años. Sus integrantes decidieron organizarse en 2012 luego de haber sido allanados por el cultivo de 52 plantas, aunque un fallo histórico luego los sobreseyó ya que el juez interpretó que esa cantidad no resultaba prueba suficiente para descartar que la finalidad del cultivo sea el propio consumo. Desde aquel entonces, además de producir flores también hacen aceites de calidad.
En 2016 se unieron al proyecto de Extensión "Cannabis y Salud" de la Facultad de Ciencias Exactas (UNLP), que trabaja en cultivos experimentales de las Cepas Terapéuticas Argentinas por su valor terapéutico para el tratamiento de distintas patologías e incluso en caninos. Cultivadores del Jardín Unicornio capacitaron a los investigadores de la casa de estudios para cultivar en ambientes controlados.
En el Congreso de Cannabis 2021 que se organizó en La Rioja, las dos organizaciones donaron las CAT para el desarrollo del cultivo industrial que lleva adelante la empresa Agrogenética Riojana SAPEM para, en un principio, elaborar el primer aceite riojano y ofrecerlo a pacientes de esa provincia en hospitales públicos y en farmacias a precios accesibles.
A su vez, las genéticas y las investigaciones sobre las tres cepas han sido material de presentaciones científicas en los últimos años. Por un lado, sobre los efectos en pacientes y, en otro caso, sobre las propiedades y potencial del THC para aliviar el dolor.
“Para nosotres que no estamos registrades y no tenemos personería jurídica pero construimos legitimidad, es un orgullo que Exactas y Agrogenética nos reconozcan y acompañen en este camino y estemos como coautores en publicaciones científicas y como docentes en universidades sin tener más títulos que los saberes de la cultura cannábica que representamos. Porque somos la cara visible de una cultura que tiene muchos años en nuestro país”, sostuvo Zappia, quien remarcó la necesidad de garantizar el derecho de las y los cultivadores a desarrollar su trabajo en un marco legal sin allanamientos y detenciones arbitrarias.